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- Guillermo Nigote1 de febrero de 2012, 10:14Sr. Rodrigo, tengo una consulta para usted como ateo librepensador y racional. Se trata del caso de la monja Sor María Jesús de Agreda, mística española del siglo XVII. Llegó a ser confidente del Rey Felipe IV con quien se escribía cartas, también escribió un libro (entre otros) titulado Mistica Ciudad de Dios sobre la infancia de Jesús que según dijo ella misma fue dictado por la propia Virgen María a la mística y del que Mel Gibson se inspiró para su película La Pasión de Jesucristo. Pero por lo que se la conoce es por su don de bilocación. Ella misma afirmaba haber realizado más de medio millar de viajes místicos a América con el objetivo de llevar el evangelio a los paganos. De hecho fue vista por los miembros de la tribu «Xumana» en la Baja California. El problema está en que la monja, que se sepa, nunca abandonó su convento soriano. El caso es que cuando los misioneros llegaron a Nuevo México para cristianizar a los indios «Xumanos» se encontraron con que ellos ya conocían la religión católica. El misionero franciscano Fray Alonso Benavides, custodio de Nuevo México, fue el primer sorprendido y quien trajo a España la extraña noticia: al preguntarle a los nativos quién les había llevado la buena nueva cristiana ellos aseveraron que había sido una monja cuyas descripciones coincidían con la soriana. Los indios juraban que les predicaba con un vestido azul: de ahí su nombre: la Dama de Azul.
Sus viajes y levitaciones fueron muy investigados por la Inquisición, siendo finalmente absuelta lo que acrecentó su fama hasta ser como dije consejera del Rey y se propuso como patrona de Tejas y de la Baja California. La pregunta es ¿cómo es que los indios Xumanos estaban ya evangelizados cuando fueron los primeros misisoneros si nadie había ido por allí antes? ¿cómo es que los indios describían a la monja, la Dama de Azul que les evangelizaba y coincidía con la descripción de Sor María Jesús de Agreda si en su vida abandonó su convento? ¿alucinaciones?¿histeria colectiva?ya, pero ¿cómo los indios conocían el evangelio perfectamente si nadie fue a enseñarselo? - Santa María de Agreda, cuyo cuerpo incorrupto está en Soria (España) [1]
